top of page

El poder de la oración para superar pensamientos suicidas

Foto del escritor: Autora AnónimaAutora Anónima

El poder de la oración para superar pensamientos suicidas

Desde muy chica comencé a tener episodios de angustia. Vivía rodeada de una familia tradicional, pero un poco fría. Mi progenitor (ahora mi amado padre) era alcohólico y violento. Mi madre trataba de suplir las necesidades a pesar de todo el ambiente de vicios y violencia en el que vivíamos.


Desarrollé trastornos alimenticios debido a las palabras que mi padre me decía. Tenía una autoestima muy baja, llegué a odiarme y a odiar mi cuerpo. A mis 16 años comencé a tener pensamientos suicidas, me lastimaba las muñecas, me pinchaba piernas y brazos, etc. Un día tuve un episodio nervioso que me llevo a cortarme muy profundo una de mis muñecas, y mi dolor pasó a ser descubierto por mi familia. Desde ese momento visitamos tantos hospitales, psicológicos y psiquiatras. Me dieron tantos medicamentos y tratamientos, que mi madre ya no sabía qué hacer conmigo. 


Fue un tiempo difícil. Una sobrina mía había viajado de vacaciones a visitar a su hermano, dieron con una campaña evangelística y aceptaron a Jesús en su corazón, ella y su familia. Y bueno cuando ella vino a verme yo ya no hablaba con nadie, pensaba que para qué iba a hablar si nadie entendía lo que me pasaba ni podía ayudarme. Simplemente me habló de Dios y oró por mí, me invitó a la iglesia al otro día y fui. Jamás había pisado una iglesia cristiana, no sabía qué hacer pero me hizo bien, todo lo que hablaron me tocó profundamente y comencé a tener fe en Dios, a pedirle que cambiara mi vida y lo hizo.


Tenía varias enfermedades entre ellas tiroides y trastornos alimentarios. Tenía anorexia y bulimia. Llegué a pesar 20 kilos menos de mi peso normal. Adelgacé tanto! Hacía mucho ejercicio y no quería comer. Cuando comenzaron a obligarme a comer desarrollé bulimia.


Al tiempo de haberme reencontrado con Dios volví a hacerme los estudios y ya no tenía nada. Con los psicológicos hablé y me dieron de alta. Les dije que me sentía tan bien, con muchas ganas de vivir y que Dios pudo ayudarme a superar los problemas con los alimentos. De estar llorando todo el día, comencé a andar saltando en una pata de alegría.


Con mi padre siempre fue una relación difícil. Él maltrataba a mi mamá, llegué a odiarlo, con mi hermano teníamos tanta bronca hacía el que a veces ansiamos meternos en las peleas para hacerle daño. Él jamás me golpeó, ni a mi hermano, pero si a mi madre, y a mis hermanos mayores. Pero le teníamos miedo, nos gritaba y nos decía cosas muy feas cuando se enojaba o bebía. Trabajamos a la par de él, yo era mujer pero siempre quise que estuviera orgulloso de mi, me esforzaba por hacer trabajos de hombre para que él me mirara con aprecio. Hasta que ya no pude contener la situación conmigo misma. Culpaba a mi madre y a él por todo, los odiaba pero Dios me ayudó a perdonarlos y hoy en día tenemos una bella relación.


Hoy tengo 29 años. Tuve mis momentos de recaídas, pero desde que conocí a Dios, sobrevivo de pura gracia suya. No me dejo vencer, sé cómo pelear contra esos pensamientos negativos y lucho cada día con las fuerzas que Dios me da.

Saludos y qué Dios los bendiga.


 

Ver también:






178 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page