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Foto del escritorAutor Anónimo

La lucha diaria contra el pensamiento suicida

Actualizado: 7 feb


El suicidio es algo que, sin darme cuenta, empezó de a poco a formar parte de mis pensamientos recurrentes. La primera vez que lo sentí muy fuerte fue un viernes cuando tenía 14 años.


En ese entonces ya venía muy golpeado por muchas cuestiones familiares demasiado complejas como el abandono de una madre, la violencia de un padre y varios abusos sexuales. Así y todo seguí estudiando y pude terminar casi en tiempo y forma el secundario. En algún momento recuerdo sentir una gran angustia. No eran los tiempos de ahora. Me acuerdo que, no se como, me llegó la noticia de que había un lugar por Olivos donde uno podía ir a conversar. Tomé el colectivo pero no pude bajar por el miedo ya que esto quedaba dentro de una villa. Ese creo que fue el primer pedido de auxilio. A mis 18 años comencé terapia, tuve suerte porque esta psicóloga fue excelente y me ayudó muchísimo a entender lo que me pasaba.


A mis 23 años tuve un amor no correspondido y ahí tuve mi primer intento de suicidio. Lo recuerdo como un momento en donde lo que quería era desaparecer a como dé lugar. Me encontraron y me llevaron a un hospital. Luego, a los 5 años, volví a tener otro episodio amoroso y ahí fue peor. Recuerdo que fue muy premeditado y sentía una gran necesidad de desaparecer por ese gran dolor. Luego de años, volví a caer y nuevamente otro intento, ahí estuve internado en una clínica psiquiátrica. No sentí que me haya ayudado en algo, si me estabilizaron pero luego lo sentí como una pérdida total de tiempo.


Hoy hago terapia, la considero necesaria, estoy a la espera de que me llamen de un grupo para personas con estos sentimientos continuos de querer terminar con la vida. Sé que no tuve una vida fácil, y no quiero victimizarme. Así y todo pude hacer cosas con mi vida, estudié, me capacité y soy referente para muchas personas. Sigue habiendo un infierno en mi cabeza que de a poco va aquietándose.


Algo que quiero recalcar que me parece importante, es que a veces nos pasan cosas terribles y eso que nos pasa merece ser trabajado. El problema es que es complejo encontrar un profesional de la salud mental que encaje con uno, a mi me costó muchísimo.


Hace un tiempo volví a caer y nuevamente mi familia se preocupó, nuevamente esas ganas de desaparecer... de a poco voy saliendo, no es fácil. Lo que siento es que hay un vacío, algo pasa en la sociedad que quizás no está preparada para darse cuenta cuando una persona está mal y llega a ese punto en el que piensa en quitarse la vida. Gracias a este espacio he leído muchas experiencias que son muy enriquecedoras y nos ubican en un lugar en donde encontramos en el otro algo que a uno le pasa y eso da mucha tranquilidad porque uno se siente acompañado. Gracias por leerme.

 

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